dissabte, 11 d’octubre del 2014

Opacitats detectades (XXXV): Ministeri de Foment, casa reial, altres transparències, Llei de transparència, mesures efectives

¿Es transparente el Ministerio de Fomento?

  • Aún no conocemos los datos de: CEDEX, SEITT, SENASA, Comisión de Investigación de Accidentes e Incidentes de Aviación Civil, Consejo Nacional de Transportes Terrestres.
  • “La transparencia hace más fuerte a la democracia” (Soraya Sáenz de Santamaría, Vicepresidenta del Gobierno)


Donada l'herència rebuda el rei jove, recordem que hi han dos, no ho te fàcil.

La cultura en la Corte de Felipe VI

  • Miré en algún sitio. Se decía que a esta recepción habían acudido más de dos mil personas que representaban, en un pequeño microcosmos, a la sociedad española. Como yo escribo solo sobre cultura, se me ocurrió algo muy sencillo: coger la lista de los invitados y expurgar de ella los representantes del mundo cultural. La lista resultante daría una idea bastante cabal de lo que los nuevos reyes entienden por la cultura española del momento, qué nombres son los que les parecen esenciales y qué peso dan a las diferentes disciplinas.
  • -¿Quieres decir -pregunté, adivinando de antemano la respuesta- que si quiero saber quiénes asistieron al acto debo preguntar a todos los periodistas que lo cubrieron para que me vayan diciendo a quién vieron pasar?
  • A la mañana siguiente, escribí a mi interlocutor del gabinete de prensa de la Casa Real un correo electrónico con los contenidos esenciales de nuestra conversación para que quedara constancia. Fue muy amable y me contestó con una nueva negativa, esta vez por escrito. Escribí al director de comunicación de la Casa Real, que no ha tenido a bien acusar recibo, y al jefe de la Casa de S.M. El Rey, que me contestó con una carta tan vacía como un buñuelo de viento. Consulté con alguno de los compañeros que asistió a aquel acto -el colaborador de esta casa, Alejandro Vara, me atendió con toda la amabilidad y paciencia-, que me confirmaron los extremos aducidos por mi interlocutor. Consulté con expertos en la ley de Transparencia, que ya me explicaron para lo poco que sirve la ley de Transparencia en trámite y me desaconsejaron vivamente que me amparara en ella. Escribí a la vicetodo del Gobierno -en su condición de portavoz y de promotora de la dicha ley- y aún estoy esperando a que acuse recibo de mi carta. En todos los casos fui muy claro: yo solo quiero escribir un artículo, modestísimo y sosegado, como todos los míos, mostrando a mis lectores quiénes entiende la Casa Real que son los representantes culturales de nuestra sociedad. Hechos y no opiniones. Nombres y no juicios. Nadie parece dispuesto a dármelos.
  • Así que no me queda otra: me lanzo a la tarea que me sugirió mi colega del gabinete de prensa. En las próximas semanas pondré en marcha un blog (“La corte de Felipe VI”, se llamará seguramente) en el que iré contando con detalle todo esto. Aportaré los correos intercambiados, las cartas recibidas, las transcripciones de las conversaciones que vaya manteniendo y, sobre todo, abriré un espacio colaborativo para que los compañeros redactores y gráficos que asistieron al acto me vayan proporcionando nombres y caras de los que allí estaban. Hasta donde lleguemos. Como decía el clásico, sin prisa, pero sin pausa. Como un deber cívico.Les espero en mi blog, cuyo lanzamiento anunciaré oportunamente y que haré compatible con mi presencia en este rinconcito. Espero que me ayuden, porque la tarea es endemoniada. Pero necesaria, a la vista de lo visto.

La transparencia y la otra transparencia

  • En el Ayuntamiento grancanario de Telde, un director general realizó una presunta falsificación del título de licenciado en Derecho, y así se instaló en la administración pública con el grado y emolumento correspondientes. Ningún ciudadano pudo acceder al original del diploma ni tampoco existía ninguna normativa al respecto, ya fuese para la consiguiente publicidad de los méritos esgrimidos por el afectado, o bien a través de un rutinario intercambio de datos entre la universidad y el servicio correspondiente de la administración. El hecho quizás sirva de escarmiento, y mira que ha llovido desde que el rostro pálido de Roldán hiciese rodar cabezas por sus corruptelas y también por falsificación del título, creo que de ingeniero.
  • Pero más lllamativa aún es la adjudicación por 371.852 euros de la señal institucional para poder ver a través de internet los plenos del Parlamento en tiempo real, y todo ello en pro de la transparencia. Es curioso que el presidente de esta institución considere que la retransmisión de los plenos suponga un logro por abundar en la visibilidad, lo que da cuenta de cuál es el alcance de la transparencia que nos pretenden ofrecer. Tendría más aliciente conocer hasta dónde llega el régimen de compatibilidades de sus señorías, sus extras, y conocer, por supuesto, el uso que les dan a las herramientas informáticas abonadas por el erario público. Ya se sabe que son cuestiones espinosas: a nadie le gusta que metan la nariz en sus interioridades económicas, ni que su sueldo aparezca en una lista, ni ser señalado como el más rico (o con más patrimonio). Pero esa es la transparencia a la que se aspira y no a ver sus intervenciones (por cierto muy aburridas) en la Cámara. Me parecería un estruendo sociológico que algún día llegasen a desbancar a Sálvame.
  • Abejas, tal cual, dice que Hacienda y el Banco de España conocían el uso que hacían de las tarjetas opacas los consejeros de Caja Madrid, a los que al parecer no les daba el sueldo y recurrían al instrumento de pago para hacer compras de ropa y comida, y cualquiera sabe qué otras cosillas. El director general de Economía de la Comunidad de Madrid, destituido por el escándalo, ve el grado máximo de transparencia en el hecho indiscutible de que estos dos organismos conociesen la trapisonda. Y si es así, pues allá ellos con su concepto de transparencia. La ciudadanía, el currante, el que ha pagado el pufo bancario de estos tipos, flipa en colores al ver a representantes de IU, PP y PSOE machacándose miles y miles (Blesa dilapidó 19.000 euros antes de irse de rositas). Está claro que hay que decirles cuál es el tipo de transparencia a la que se aspira.

Transparencia frente a corrupción

  • La continuada aparición de casos de corrupción, de Bárcenas a Gürtel, de Mata a los Pujol, de Urdangarín a Caja Madrid, no es más que la lógica consecuencia de la concepción de la política como casta donde la opinión del ciudadano se torna irrelevante porque no es influyente para un cambio radical de la situación.
  • Tienen suerte, claro, los políticos del adocenamiento de un pueblo que no irá más allá del cambio de voto por más que abunden corrupción, intentos de sedición y burlas de la ley por los llamados a hacerla valer.
  • Tema distinto es que la opacidad de lo público pueda durar. La Ley de Transparencia que entrará en vigor el 10 de diciembre lleva meses de retraso en la elaboración de sus reglamentos. ¿Porque acaso interese dejarla en papel mojado?.

La transparencia pendiente

  • Los retos que le quedan al Gobierno en esta materia no son pocos y se refieren, en lo fundamental, a:
    • La puesta en marcha del Portal de la Transparencia, un espacio que debería estar listo en diciembre de este año y servir de puerta de entrada de los ciudadanos a los archivos de la Administración y todas las instituciones estatales. No es el 060, ni datos.gob.es, ni mucho menos lamoncloa.gob.es, aunque a Palacio corresponde acelerar las decisiones.
    • El reglamento que desarrolla la propia ley debe especificar, entre otras cosas, la forma a través de la cual los ciudadanos podremos solicitar información a las instituciones públicas y qué documentos no estarán a nuestro alcance (informes y comunicaciones internas, por ejemplo).
    • El Estatuto del Consejo de Transparencia y Buen Gobierno, la norma que permitirá que este organismo encargado de velar por el cumplimiento de las obligaciones de transparencia en España funcione realmente.
  • A poco más de 60 días de la entrada en vigor de la ley, prevista para el 10 de diciembre, hay lagunas. Llegamos tarde a la transparencia en comparación con los países de la OCDE y corremos el riesgo de que la ley se nos quede en una declaración de buenas intenciones.

Transparencia de todo

  • Las últimas grandes mentiras de las administraciones son transparencia y eliminar la burocracia. No se engañen, en general, con todo lo que conlleva generalizar, a nadie le interesa que los trámites administrativos se hagan rápido. De otro modo no se entiende cómo en sectores en los que las tareas eran interminables porque había saturación en la demanda, ahora que hay crisis se siga tardando lo mismo.
  • Puestos a empezar con la manida transparencia se podría empezar por ahí. ¿Cuanto se tarda en cada trámite y por qué?, ¿a quién beneficia que se hagan las cosas lentas?, ¿se sigue un procedimiento FIFO (First in first out), es decir que se atiende a las solicitudes por orden de llegada?
  • Además, ahora que está de moda hacer reunión de personas para que aporten ideas nuevas se las cedo gratis. Es barato y muy vistoso. Que las administraciones, las compañías de suministro, los hospitales etc. le pongan un número de orden a los expedientes y se publique el tiempo que tardan en tramitarse cada uno. Fácil.
  • Menos transparencia de todo a cien de enviar cientos de inútiles tuits o reuniones con peñas de petanca y más transparencia real, útil y sobre todo barata.

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